El concepto de almacenamiento deriva de almacén: un
establecimiento que funciona como depósito. El almacenamiento, de este modo, se
asocia a depositar ciertos elementos en un determinado espacio.
Numerosos son los espacios físicos que se utilizan como almacenamiento
de distintos productos o artículos. Así, por ejemplo, nos encontramos con las
cámaras frigoríficas donde quienes tienen, por ejemplo, un comercio proceden a
guardar y conservar sus alimentos de cara a que estén protegidos y a que puedan
mantener sus propiedades durante el mayor tiempo posible.
Además, nos topamos también con lo que se conoce como
guardamuebles. Estos son habitáculos que son utilizados por cualquier ciudadano
para proceder a conservar lo que son todo tipo de enseres de los que no quiere
desprenderse, pero que no usa a diario. El guardarlos en esos espacios es una
manera de mantenerlos y de que no ocupen espacio en su casa.
A partir del desarrollo de la informática, el almacenamiento
no solo se relaciona con objetos físicos, sino también con materiales virtuales
(digitales).
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